Fuerteventura es la segunda isla más grande del archipiélago canario y la más antigua, así como la que más cerca se encuentra de la costa africana, a tan solo 100 km de distancia. Su paisaje es conocido por la presencia de la arena, que no parece tener fin en esta isla y que, a diferencia de las demás islas, aquí es de color muy claro, como en el desierto. Y es que sus dunas, como las de Corralejo, son todo un espectáculo que parece transportarnos hasta el Sáhara. Además de ser un parque natural, es una Zona de Especial Protección para las Aves, y se pueden contemplar especies como las avutardas, las hubaras canarias o los alcaravanes.
Y ya que hablamos de arena, que es lo que más abunda en Fuerteventura, sus playas son el principal reclamo. Una de las más aclamadas son Cofete, que alejada de los núcleos urbanos, garantiza una total tranquilidad. Son 12 kilómetros de playa en el Parque Natural de Jandía. También conviene visitar la playa del Sotavento, donde se suelen realizar competiciones de surf; El Matorral, en Morro Jable, con tres kilómetros y servicios; o La Concha en El Cotillo. Y si buscas una playa urbana con más ambiente en los alrededores, entonces ve a Caleta Fuste.
Pero no todo es playa y arena, porque aunque sean escasas, en Fuerteventura hay montañas tan valiosas como Tindaya, que con forma piramidal y tan solo a 400 metros sobre el mar, posee patrimonio arqueológico en sus alrededores. Ha sido declarado Monumento Natural y Reserva de la Biosfera, y es posible acercarse con varias rutas de senderismo. Otro lugar de interés histórico y muestra de las tradicionales de la isla, son sus molinos, que podrás contemplar en multitud de puntos de la isla.
Aunque en su territorio predomine la arena por encima de todo y parezca que es lo único para conocer, Fuerteventura es una auténtica joya natural. De hecho, son seis los volcanes que aquí descansan tranquilos, escondidos entre paisajes de arena dorada. Los contrastes de colores entre esta, las aguas y la escasa vegetación conforman una postal que enamora a cualquiera. Si quieres adentrarte en la más antigua de las islas, ¡esto es lo que tienes que ver en Fuerteventura!
Si tienes tiempo en tu viaje a la isla, aprovecha para hacer una excursión a la isla de Lobos, aunque recuerda que necesitas una autorización porque es un espacio protegido. Las actividades principales son disfrutar de la playa, practicar surf y hacer senderismo en el Volcán de la Caldera.
En el municipio de La Oliva, se encuentra las dunas de Corralejo, que son un parque natural y espacio protegido para aves. Tiene diez kilómetros de ancho y dos y medio de largo y alberga multitud de playas de diferentes características. A pesar de ser un espacio protegido, en la actualidad se encuentra amenazado por las construcciones privadas.
Tindaya es la montaña mágica de la isla, dado que allí se han encontrado grabados rupestres. Declarado Monumento Natural y Reserva de la Biosfera, su conservación también se ha visto en riesgo. Hoy puede visitarse con senderos marcados que se acercan a las faldas de la montaña.
Jandía es la zona sur de la isla, una península que se une por un istmo. En este parque natural se encuentran algunas de las mejores playas de la isla, y cuenta además con zonas de desierto y lagunas. Al parecer, se trataba de dos islas separadas que acabaron uniéndose fruto de las erupciones volcánicas.
Estas cuevas figuran entre los 150 lugares de mayor valor geológico en el planeta, y tienen unas impactantes dimensiones que superan las 30 hectáreas. De nuevo, ha sido la actividad volcánica la que las ha formado, en particular por el efecto d la lava sobre los acantilados. Para acceder al interior hay que dirigirse a Ajuy.
Las playas de la isla las verás a medida que avanzas por su interminable carretera, y es que al tener arena por los cuatro costados, te costará elegir un único lugar. Algunas de las más conocidas son la de Cofete, en la península de Jandía y, por eso, presume de una notable tranquilidad; Sotavento, que si bien la isla ya promete ser ventosa, aquí se dan las condiciones climatológicas perfectas para practicar deportes, como surf o kitesurf; Morro Jable, con preciosas playas, pero también turísticas, o las del Cotillo, donde suele soplar el viento.
Y aunque sean lo último en lo que se piensa entre tanta maravilla de la naturaleza, en la isla también hay algunas localidades para visitar. Por ejemplo, la capital Puerto del Rosario, que además de lugares como la Casa Museo de Miguel de Unamuno, también cuenta con atractivas playas. A Corralejo es a donde debes dirigirte si quieres visitar la isla de Lobos; desde el mar, podrás contemplar el cráter del volcán que el pueblo tiene a sus espaldas. Otras poblaciones son Caleta Fuste, Costa Calma y El Cotillo.
En esta isla, la influencia del mar se siente más que en ninguna otra, y es que solo hay que echar un rápido vistazo a la isla para ver que vayas donde vayas, vas a estar junto al mar. Pero no solo el pescado y el marisco componen los menús de la isla; también hay cabras autóctonas que sirven de alimento, tanto con su carne como con su leche. ¡Estos son los platos típicos que comer en Fuerteventura!
Empezamos por lo local, puesto que las cabras majoreras son conocidas en todo el archipiélago canario. Con su carne, que es muy tierna y de sabor intenso, se preparan diferentes platos, como los guisos, donde el local se conoce como puchero majorero, o los estofados.
Este molusco gasterópodos se encuentra presente en todas las islas, pero aquí su presencia es aún mayor. Lo habitual es comerlos a la plancha y servidos con mojo por encima. Otras opciones dentro del marisco son los langostinos y los calamares.
Y también con mojo se comen las papas arrugadas, plato por excelencia en toda Canarias. Se cuecen con agua muy salada que les arruga la piel, y una vez servidas, se acompañan de mojo verde y rojo para que elijas tu favorito.
Como decíamos, el pescado fresco es protagonista y podrás comerlo recién pescado cada día si te apetece. Las variedades más populares son el cherne, la dorada, la lubina o la corvina. Todos ellos se suelen comer a la plancha y servidos con ensalada y papas. Y si quieres probar algo más exótico, apuesta por la morena frita.
Y de la cabra también sale este excelente y codiciado queso, cuya fama también ha alcanzado al resto de las islas. Es todo un símbolo de la gastronomía de Fuerteventura, y ha sido galardonado en múltiples ocasiones. ¡No pierdas la oportunidad de probarlo!
El gofio es harina de millo o de trigo tostada, que se puede comer con la leche, en postres o en platos calientes, como el escaldón de gofio, donde se sirve con caldo de carne o de pescado y se amasa para que se asemeje a un puré. Su sabor es intenso, así que antes de lanzarte quizás deberías hacer una prueba. Para los locales, es el pan de cada día, ya que tiene un alto valor nutritivo.
Y dentro de los postres, el frangollo es el típico majorero, aunque es posible que lo hayas probado en otras islas del archipiélago que hayas visitado. El original lleva leche de cabra, azúcar, gofio, almendra y pasas. Hoy en día, incluso se vende en sobres ya preparado, pero si quieres disfrutar del sabor real, pídelo en algún restaurante.