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Formentera es la isla más pacífica del archipiélago balear. Con apenas 80 km² de superficie, es el destino vacacional favorito para quienes buscan un lugar paradisíaco donde desconectar. Su gran atractivo son sus playas y calas, donde sus aguas transparentes y con tonalidades en color turquesa son responsables de multitud de amores a primera vista. Algunas de las que debes visitar son Caló des Mort, en la parte sur de la isla; cala Saona, protagonista indiscutible en cuanto a popularidad; Ses Illetes, que te acercarán al Parque Natural de las Salinas desde su lengua de arena; la playa de Llevant, que es la más extensa, o Ses Platgetes, junto a unos impactantes acantilados.
Pero además de playas, vale la pena recorrer la isla en busca de sus tres faros, como el de La Mola y Barbaria, que nos recuerdan que tiempo atrás, la presencia de piratas y de conquistadores era una constante en las aguas del Mediterráneo. También puedes aprovechar para visitar la Cova Foradada, desde donde disfrutar de las vistas. Y si quieres complementarlas con un bonito atardecer, además de en el faro y el mirador de La Mola, dirígete a Cala Saona o al Café del Lago en La Savina.
Si quieres hacerte una idea de cómo fue la vida hace muchos siglos, no pierdas la oportunidad de acercarte a los yacimientos arqueológicos de Ca na Costa o Cap de Barbaria, con restos humanos y objetos. Y para que no se diga que pasaste tus vacaciones dorando tu piel bajo el sol, descubre sus localidades cuando vayas a visitar la costa y los monumentos que hay en ellas.
Aunque sus dimensiones son bastante reducidas, para poder desplazarte con facilidad y no perderte ninguno de sus encantos, lo ideal es recorrerla con una moto. Así podrás acercarte a cada una de sus calas y no tener que preocuparte por la dependencia de los horarios del transporte público ni de no poder llegar a los lugares más recónditos. Porque, ¿qué es lo que tienes que ver en Formentera?
Era de esperar que sus playas y calas estuvieran en primer lugar, y es que su entorno donde abunda la vegetación y el contraste entre las tonalidades claras de la arena o la piedra y el azul turquesa del mar es simplemente espectacular. Hay multitud de opciones para visitar, y es que en los alrededores de las principales, siempre puedes encontrar tu rincón particular donde disfrutar de más intimidad.
Los nombres más conocidos son Caló des Mort, que está situada en la costa de Migjorn, al sur de Formentera; Ses Platgetes, a muy poca distancia de los acantilados de La Mola; cala Saona, que es una de las más concurridas son por sus bonitos atardeceres y porque cuenta con un hotel en primera línea de playa; Ses Illetes, dentro del Parque Natural de Ses Salinas, o la playa de Llevant, que es una de las más extensas que encontrarás.
Esta reserva natural comienza al sur de la isla de Ibiza y llega hasta el norte de Formentera. Es un espacio protegido por su riqueza marina, ya que aquí se encuentra la posidonia, un alga de gran importancia para la recuperación del fondo marino. Pero además, es el refugio de aves migratorias que proceden del norte de Europa, y que permanecen aquí hasta que vuelven a cambiar las temperaturas. Junto a su flora y su fauna, las playas de Ses Illetes, que ya mencionamos, son toda una joya.
Formentera cuenta con tres faros, pero si no tienes tiempo para ir a verlos todos, te recomendamos que te quedes con estos dos. Su presencia también nos recuerda a los tiempos de piratas y naufragios, y es que la el archipiélago balear siempre ha sido un lugar muy codiciado.
El de La Mola está en la parte oriental de la isla, junto a unos impresionantes acantilados, mientras que el de Barbaria está al sur. Junto a este se encuentra la Cova Foradada, desde la cual podrás llegar a un mirador que te regalará preciosas vistas y atardeceres aún mejores. Por si no lo sabías, las puestas de sol son uno de los espectáculos de la naturaleza más admirados en la isla. Además de este, también puedes dirigirte a Cala Saona, que ya mencionamos, al Mirador de La Mola o a la avenida de La Savina.
Este yacimiento arqueológico es un sepulcro megalítico con construcciones funerarias. Está ubicado a medio camino entre el estanque Estany Pudent y Es Pujols. Su origen se remonta al dos mil a.C., pero no es el único que puedes visitar en la isla. Con una antigüedad algo inferior, Cap de Barbaria cuenta con objetos de cerámica y de bronce y restos humanos.
Los pueblos de la isla de Formentera son de pequeño tamaño, pero en ellos hay edificios de gran interés que puedes visitar para profundizar en tu conocimiento de la isla. Su capital es Sant Francesc Xavier, y allí pudes visitar la iglesia homónima. Además, es una zona muy bonita para tomar algo. Si te gusta la nostalgia que transmiten los embarcaderos, acércate a Es Caló de Sant Agustí, y para conocer las tradiciones, el molino de La Mola, que es uno de los pocos que se conservan.
Si bien no es excesivamente popular, la gastronomía de Formentera existe. Y no solo eso, sino que es toda una delicia. Sus productos, tal y como sucede en cada una de las islas del archipiélago balear, está influenciada por la presencia del mar Mediterráneo, lo que hace que el pescado y el marisco sean una constante en sus cocinas y en los menús de los restaurantes.
Junto a estos, los productos que da la tierra, que se van modificando a medida que avanza el año. Uno de ellos es el trigo; quizás no sabías que el nombre de Formentera era Frumentaria, que significa isla del trigo. Pero, ¿qué platos son los que puedes degustar en tu visita a la isla?
Este entrante está presente en otras islas, puesto que los payeses son los campesinos del archipiélago y de Cataluña. Por su sencillez, la encontrarás en casi cualquier restaurante y lleva tomates, cebolla cruza, pimiento verde, pimiento rojo asado y patatas hervidas. Se acompaña de pan seco cortado a trozos, conocido como bescuit, y de peix sec, que es pez secado al sol.
Otro de los platos típicos que puedes degustar en Formentera y en Ibiza es el bullit de peix, un estofado de pescado de roca que se acompaña de un sofrito con tomates, pimientos, cebolla y azafrán.
Esta peculiar delicia que a primera vista puede no ser apta para todos los gustos es todo un manjar para los sentidos. Como su nombre indica, lleva bogavante, patatas y huevos fritos. Una combinación poco habitual, pero con un delicioso sabor.
Otro de los platos típicos de Formentera son los calamares a la bruta, que se preparan en su tinta. Se trata de un guiso con calamares troceados que se acompañan de verduras de temporada, como pueden ser los pimientos o las berenjenas, y al que se le añade como toque final la sobrasada, que es el embutido más característico de las islas. Se suelen consumir como tapa o aperitivo antes de las comidas principales.
El sofrit pagès es otro de los platos típicos que proceden de los campesinos de esta región. Se prepara con carne de cordero y de pollo, pero también butifarra y sobrasada. Se le añade la patata típica de la isla, ajo y especias variadas.